Los uruguayos tenemos el privilegio de vivir frente al mar, tener amaneceres y atardeceres en el horizonte recto del mar, tener playas y ramblas que son paseos públicos al alcance de todos.

Ese paisaje típico uruguayo presenta un detalle en el que no solemos reparar: los barcos en el horizonte. No se nos enseña en la escuela ni en el liceo de qué se trata eso. Son apenas pintorescas siluetas que interrumpen sutilmente esa línea recta, pero tan integradas, o tan poco sabemos de ellas que no reparamos en su verdadero significado.

Nuestras costas marcan la salida de la carga de una de las regiones más importantes del planeta en la producción de granos. La cuenca del Paraná despacha miles de barcos cargados de la producción agrícola argentina, que en su gran mayoría, pasan frente a nuestras costas. Si a eso le sumamos otros miles de barcos que mueven las importaciones y exportaciones de Argentina, Paraguay y de nuestro propio país, se explica cómo, las 24 horas, de los 365 días del año, es posible observar en nuestro horizonte 10, 15 o 20 grandes barcos.

No todos esos barcos entran en nuestro puerto, pero casi todos reciben algún tipo de servicio desde nuestro país. Dependiendo del tipo de buque y actividad, de su origen, destino y ruta, estos barcos pueden recibir servicios como ser el traslado de prácticos que guían esos buques, el suministro de combustible, la asistencia o recambio de tripulaciones, la reparación de equipamiento, el abastecimiento de víveres, la realización de diferentes tipos de trámites, aduaneros, de migraciones, sanitarios, etc.

Cada buque que pasa frente a nuestras costas es una oportunidad para nuestro país de venderle servicios y generar divisas.

Solo en el área de la pesca, cada año ingresan a nuestro puerto más de 300 buques de bandera extranjera y los casi 50 barcos de pesca nacionales, que a pesar de las dificultades del sector siguen trabajando, salen y entran al puerto cada 10 días en promedio durante los 4 meses de la zafra de invierno y cada 20 días o un mes, el resto del año. En 2020 los pesqueros nacionales registraron 1.000 ingresos a nuestro puerto.

En 2020 fueron casi 3.300 el total de arribos registrados al puerto de Montevideo en el total de buques.

¿Esto es un número alto o bajo? Son menos de 10 arribos por día. No parece demasiado alto. ¿Cuál es la capacidad de nuestro puerto? ¿Podría duplicarse ese volumen de actividad? ¿Es viable tener 6.000 arribos por año?

No parece sencillo ni viable en el corto plazo teniendo en cuenta por un lado la congestión en los muelles, los criterios poco claros respecto a su asignación, los costos en relación a otros puertos de la región, y en particular, en este último año, en el marco de la pandemia, el caos generado en el sector por la menor cantidad de buques y de contenedores y los problemas en muchos puertos de Asia, lo que ha provocado un encarecimiento enorme de los fletes que está cambiando todas las ecuaciones de los negocios internacionales. Actividades que antes no se realizaban en los mercados de origen de las materias primas, empiezan a tener sentido para disminuir el costo del flete y además generar un menor impacto ambiental. Tal es el caso de la madera por ejemplo, cuya exportación en troncos es cada vez menos eficiente, en términos económicos y ambientales, pasando a ser más rentable desde todo punto de vista que su transporte se haga con la madera seca y aserrada, trayendo enormes ventajas para los países productores como el nuestro.

Respecto al movimiento de buques en nuestro principal puerto, en 2019 fueron 4.000 arribos. En 2018, fueron 4.280. La actividad viene disminuyendo en los últimos 3 años. Del total de buques recibidos, los portacontenedores fueron 525 en 2020 (453 en 2019 y 559 en 2018). En los últimos tres años han sido cada vez menos, aunque en 2020 la cantidad de contenedores aumentó (seguramente por recibir buques de mayor capacidad).

A julio de 2021, habían ingresado 1.680 buques al Puerto de Montevideo. Si duplicamos esa cifra proyectando una posible cifra anual, estamos en los 3.360 arribos, una cifra similar a la de 2020, pero la actual coyuntura de falta de fletes hace pensar que es mucho más probable que el movimiento disminuya.

Son solo algunas cifras que nos permiten estar un poco más atentos y entender lo que significan esos barcos en el horizonte: Oportunidades, desafíos, empleo, recursos y crecimiento para el país. La modernización del puerto, la competitividad, calidad y precios de sus servicios frente a otros de la región, la simplificación de los procesos administrativos y de control, la disponibilidad y eficiencia de la mano de obra local, son algunos de los desafíos que tenemos como país para seguir creciendo también en nuestra principal puerta de entrada y salida de nuestro comercio exterior.

En este escenario, estamos viviendo una discusión relevante, estratégica y de largo plazo respecto a la forma como Uruguay ofrece sus servicios portuarios en materia de contenedores, probablemente el rubro de mayor relevancia económica en la cadena logística. No es una discusión sencilla y la forma como el gobierno planteó resolverlo ha generado muchos detractores entre los protagonistas del comercio exterior del país, aún cuando la mayoría prefieren ser prudentes a la hora de cuestionarlo públicamente. La discusión sigue y bienvenida la discusión que nos invita a estar más atentos y a valorar mucho más ese paisaje cotidiano de barcos en el horizonte que son mucho más que eso. Representan una riqueza y un potencial enorme para el crecimiento del país.