Cuando todavía contabilizamos diariamente los contagiados y las víctimas del COVID, y cuando todavía seguimos usando tapabocas, el lógico tiempo de tranquilidad para capitalizar los aprendizajes que nos dejó la Pandemia en materia de comunicación se ve sacudido por la tormenta de la guerra.

Las imágenes que llegan desde Ucrania nos hacen sentir en una película de la primera guerra mundial. Nunca hubiésemos imaginado que en el siglo XXI podríamos ver una guerra de este tipo, entre dos países integrados a la economía mundial.

En un mundo globalizado e integrado, este tipo de situaciones nos afectan a todos. Aún cuando estamos a miles de kilómetros, la tecnología nos permite estar muy cerca y no podemos evitar sentir miedo. Europa es demasiado importante para todo el mundo. Es la cuna de la civilización occidental, y verla amenazada genera una gran inquietud.

Todos tenemos antepasados, familiares o amigos que vivieron o viven en Europa, y lo que está sucediendo nos afecta y nos da miedo. A diferencia de la Pandemia que nos generó miedo pero con resignación, porque la humanidad no tenía una respuesta inmediata a esa crisis, en el caso de la guerra nos genera miedo con indignación e incredulidad, porque las guerras son evitables y dependen de decisiones de personas de carne y hueso, como nosotros.

Ese miedo e indignación afecta nuestra vida cotidiana, aún cuando el centro de la acción esté a miles de kilómetros. En las empresas que mueven la economía de nuestros países trabajan personas que sienten ese miedo, y desarrollan negocios que pueden verse afectados por esta situación. Exportaciones a Rusia o a Ucrania, precios de productos en los que esos países juegan un papel importante, viajes o negocios con Europa, países y personas que se sienten amenazados por las consecuencias y el desenlace de la guerra, llevan a que la incertidumbre y los temores que nos generó la Pandemia, se prolonguen.

Recientemente en una Sesión de Page Society, asesores de Asuntos Públicos y de Comunicación Corporativa elaboraron algunos consejos prácticos para las organizaciones que puedan verse afectadas por esta crisis. A continuación una síntesis de sus conclusiones, en base al resumen que nos compartió Jeff Altheide, Global Managing Director de PROI:

  1. No es el momento para la planificación a largo plazo. Concéntrese en proteger a su gente, salvaguardar los activos de su negocio y monitorear la evolución de la situación. En este momento, el entorno geopolítico no es propicio para la planificación a largo plazo; de hecho, incluso la planificación a mediano plazo sería una tontería. En su lugar, concéntrese en su gente, sus activos y su evaluación de la situación.
  2. Para esta crisis es más importante hablar bien que hablar primero. A menudo, la velocidad es una virtud, pero en una situación compleja y de rápido desarrollo como ésta, no todos los integrantes están alineados, especialmente para las organizaciones multinacionales. Mire de cerca cómo se comportan sus stakeholders y escuche atentamente lo que dicen. Tiene sentido expresar apoyo a Ucrania desde una perspectiva humanitaria.
  3. Tomar medidas más allá de lo requerido por las sanciones es una decisión difícil. Morning Consult descubrió que los consumidores favorecen la acción para cortar los lazos comerciales con Rusia, al menos temporalmente. 
  4. Las sanciones no se tratan solo de restringir la actividad económica, son un mecanismo simbólico. También son una táctica para socavar el régimen de Putin y crear un sentimiento contra la guerra. Hay más apoyo público a las sanciones, en relación con otras opciones como la acción militar, según Morning Consult, incluso si eso significa precios más altos para los consumidores.
  5. Salvaguarda tu infraestructura tecnológica. La mayor palanca de Rusia para responder a las sanciones está en el frente cibernético. La complicidad del sector financiero en las sanciones lo convierte en un objetivo. En resumen, prepárate para más ciberataques.
  6. Hay dolor por delante. La cortesía y la comprensión serán la verdadera medida de su liderazgo y de las acciones de su organización. La diáspora ucraniana es inmensa y está emergiendo como un grupo de interés impactante. Liderar con empatía. Cuide que sus declaraciones estén alineadas con sus acciones y sus acciones con su propósito.